El circuito de mayores de la Federación Regional de Golf del Sur entró en un receso invernal hasta que el certamen celebre su episodio IV en la ciudad de Neuquén capital en agosto. Entre los líderes individuales de cada categoría, Angel Eduardo Hernández -de Tamariscos- está en la punta de la categoría Caballeros de 19 a 26,9 de hándicap index gracias a su victoria en Santa Rosa y el segundo puesto conseguido en Chapelco.
Ángel Eduardo Hernández comenzó el circuito con un gran segundo puesto en la fecha inicial, que se celebró en Chapelco Golf, San Martín de los Andes (el año anterior había conseguido la victoria). Luego, llegó el turno de Santa Rosa en el episodio II. Tuvo una primera ronda y el domingo, cuando estaba promediando “una tarjeta preciosa”, se suspendió por la tormenta. Sin embargo, con los resultados del sábado quedó en primer lugar y no sólo mantuvo la punta sino que extendió la diferencia con sus principales seguidores. Finalmente, en la primera parte del año, consiguió el décimo puesto en Palihue -Bahía Blanca- y eso le permitió sumar dos para el ránking anual.
Así, Ángel Eduardo Hernández es el líder en solitario con 47 puntos y su principal seguidor es Miguel Muñoz, también de Tamariscos. Muñoz tiene 35 unidades (segundo en Santa Rosa y tercero en Palihue) que le servirían en otra categoría para ser puntero. Pero la performance de Hernández lo relegó al segundo puesto. Más atrás viene Pablo Roque -Pihué GC-con 25 unidades, producto de su victoria en Bahía Blanca.
El hoy líder se relacionó con el golf de una forma bastante particular. Ángel tiene 59 años y comenzó hace poco más de dos años a jugar al golf. Su vecino en una zona de chacras de Trelew es el también líder Alberto Martínez. “Yo escuchaba siempre el ruido de palos de Alberto practicando. Pero, un día, estaba limpiando unos vidrios y mi perro hacía lo posible para lo que saque a pasear. Fue ahí que me encontré con Alberto y me empezó a incentivar con la posibilidad de empezar a jugar. Él me decía que era un deporte en el que jugabas contra la cancha”, recuerda Hernández. Acto seguido, en plena zona de chacras, Alberto le improviso un driving para que Ángel se relacionara inmediatamente con el deporte. “Recuerdo que me dio un Sand y me dice ‘dale, tirá’. Agarré el palo pero le empecé a pegar a la tierra todo el tiempo. Le dije que tenía miedo de romperlo, pero me dejó un cajón con 50 pelotitas, el palo y una alfombrita y empecé a practicar. Así arranque”, cuenta.
A partir de allí su relación con el deporte más hermoso del mundo no hizo más que intensificarse. Se matriculó y cuando se vecino y amigo Alberto lo convenció de ir a Chapelco el año pasado para el circuito de mayores de la Federación Regional de Golf del Sur, ganó. “Me gusta mucho ir al circuito. Cuando el trabajo me lo permite, no lo lo dudo. Ahora tengo turnos rotativos y estoy guardando días para ir. El año pasado fui a cuatro fechas, este año fui a las tres primeras y espero ir ahora a Neuquén, Sierra y seguro a Bariloche. “Las canchas son hermosas, se puede compartir con amigos y, desde Tamariscos, viajamos con un grupo muy lindo, muy humano. Me encanta salir al circuito a compartir”, explicó.
Sin embargo, la relación de Ángel con el golf tiene un objetivo muy especial y nada tiene que ver con lo deportivo. Él es cristiano evangélico y, según cuenta, está seguro que Dios no lo “llamó” para ser jugador de golf”. “Dios me llamó para predicar el evangelio a los que practican y están en este deporte. Yo les estoy hablando de Jesús. Dios me llamó para que ellos puedan conocer a Jesús”, aseguró.
Cada vez que juega, Hernández marca su bola con una referencia a un texto bíblico. En Bariloche, marcó la que iba a jugar con “Juan 3:16”. “Jugué el mejor partido de mi vida”, dice.
“Yo soy 30 por ciento habilidad y el 70 por ciento restante lo hace Dios. Yo dependo de él, que me ayude. Por eso cuando hablo de golf, siempre dejo mi mensaje y cuando voy a los torneos voy confiado. Antes de empezar hago una oración para pedir que bendiga al lugar y a los que participan”, finalizó.